Se trata de una venus de unos 40.000 años con sus caracteres sexuales grotescamente realzados: gigantescos pechos, unas nalgas enormes y una vulva desproporcionada, atribuidos a una «expresión de fertilidad». El artista prehistórico tenía muy claro en qué aspectos de la fisonomía femenina centrarse y apenas reparó en las piernas, que aparecen diminutas y recortadas. Ni siquiera esculpió una cabeza reconocible. En su lugar colocó una especie de orificio para poder colgar la figura al cuello, un elemento particularmente destacable por su curiosidad.
El hallazgo supone toda una sensación, ya que ofrece nueva luz sobre las primeras expresiones artísticas del hombre primitivo en Europa y presumiblemente en el mundo. Según publica en la edición de esta semana la revista «Nature», el equipo de especialistas dirigido por Nicholas Conard, de la universidad alemana de Tubingen, recuperó la figurita en septiembre de 2008 en las excavaciones realizadas en una cueva de Hohle Fels (Peña Hueca), cerca de la localidad de Scheklingen, en el estado alemán de Baden-Württemberg.
La venus, atribuida a la cultura Auriñaciense del Paleolítico superior, se encontraba tres metros bajo la superficie y a unos veinte de la entrada de la cueva, dividida en seis fragmentos. «Nos quedamos sin habla al verla», ha asegurado Conard, quien ha calificado la pieza como «llena de energía y muy expresiva». Los expertos creen que, por suerte, la estatuilla sufrió pocas «molestias» durante su descanso bajo tierra, lo que ha permitido su excelente estado de conservación. Sólo el brazo izquierdo y el hombro están perdidos, aunque quizás puedan ser recuperados, ya que los trabajos continúan en la zona.
«CASI PORNOGRÁFICA»
Tras analizar los restos, los arqueólogos han deducido que la Venus es una dama más que entrada en años: le echan cerca de 40.000. Aunque es muy pequeñita -mide 59,7 mm y pesa poco más de 33 gramos-, sus rasgos, como suele ocurrir con las figuritas femeninas denominadas venus, son imponentes.
En palabras de uno de los miembros del equipo de investigadores, Pau Mellars, es «casi pornográfica», teniendo en cuenta los valores estéticos y morales de la actualidad. Su forma es asimétrica, con el hombro derecho más elevado que el izquierdo, y tiene unos «pechos sobredimensionados».
Las nalgas y los genitales están tallados con detalle. Incluso pueden apreciarse «los labios mayores entre las piernas abiertas», por lo que los investigadores creen que existió una exageración «deliberada» de las formas sexuales de mujercilla de marfil. Otro detalle curioso es el ombligo, marcado y situado en el lugar correcto. Y las manos tienen dedos: cinco, la izquierda, y cuatro, la derecha. Las piernas destacan porque acaban en punta y son particularmente pequeñas.
El artista también esculpió algunas franjas horizontales en la figurita, «que sugieren algún tipo de vestido o trapo» y le aportan dimensión. Las imágenes de microscopio indican que estas incisiones fueron creadas con «una herramienta de piedra aguda» y no hay indicios de que la venus fuera cubierta con pigmentos. Su uso final es un misterio, aunque posiblemente estuviera destinada a algún tipo de culto o ritual de fertilidad.
Los arqueólogos consideran que la figurita ha cambiado la forma de ver el arte Paleolítico existente hasta el momento. Antes de este descubrimiento, otros temas, como los animales, dominaban las dos docenas de piezas descubiertas de la cultura Auriñaciense y la imaginería femenina era enteramente desconocida. Nicholas Conard no descarta que en la región sur de Alemania hubiese vivido hace 40.000 años el primer grupo humano con una cultura propia. En todo caso, en ese lugar partieron los primeros impulsos para el desarrollo de la música y la creación artística de pequeñas tallas.
Autor: Judith de Jorge |
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